Está lloviendo en Santiago de Chile. Lamentablemente, esta
ciudad se inunda en varios sectores cuando llueve, incluso si no llueve mucho.
Pero no hay que temerle a la lluvia. La lluvia es necesaria. La lluvia es vida.
Todas las plantas y los animales que la necesitan ahora la tienen a su
disposición, el aire se limpia de las inmundicias del smog y todo tiene un color
distinto cuando llueve.
En el siglo XIX vivió en Europa un músico
que entendió este sentimiento. Tuvo una visión distinta y original del piano y
por medio de este instrumento mostró su imaginación al mundo: se llamaba Frederic Chopin.
Voy a hablar del preludio “Gotas de lluvia” (Preludio No. 15). Comienza suave y en tono mayor, con una
preciosa melodía. Después modula a menor. Tiene tempo rubato (en
ciertas secciones se toca más rápido o más lento, muy característico de
Chopin). Las modulaciones suenan como propias del período romántico.
En la segunda sección, el piano se pone oscuro y ominoso al pasar a una
tonalidad menor. La melodía es tocada en el registro grave y una nota aguda se
toca varias veces, creando el efecto sonoro de unas gotas cayendo constantemente. Esto representa la
llegada de nubarrones que pronto descargaran toda su lluvia sobre la tierra.
Después
Chopin vuelve a la delicada melodía en tonalidad mayor del principio, dando
paso al sol que brilla nuevamente sobre la tierra que ahora esta mojada y las
plantas húmedas que crecen en ella.
Recomiendo ver la película “Sueños” de Akira Kurosawa, que tiene una hermosa
secuencia con esta excelente pieza de Chopin.
Otro artista que se inspiró en la lluvia fue
David Gates. “Suite de Nubes y Lluvia” es una pieza notable que es cercana a lo
que algunos llaman “pop barroco”. Un piano introduce la melodía principal en
tono menor, después se le une un sintetizador en una preciosa progresión
armónica. La letra dice “Si de todas las maravillas del mundo se me permitiera
tener una, creo que siempre escogería una nube (...) Mira las nubes, están
dando vida allí abajo, en colores que un lienzo no puede mostrar”. Siento como si
David le hubiera puesto letras a la obra de Chopin de la que antes hablé.
Una segunda sección con un piano staccato (que recuerda un poco al grupo Supertramp) nos brinda otro placer auditivo. El tempo es levemente más rápido que en la parte anterior y eso le da más fuerza y diversidad rítmica a esta obra. La última sección es más rápida y tiene un solo donde brilla el sintetizador. Esta es la tormenta. Después la canción finaliza con con la calma de la melodía principal de la introducción.
Dream
Theater hizo una de sus mejores obras con el motivo de la lluvia:
“Trial of Tears”, que forma parte del álbum “Falling into Infinity” Parte con
una introducción que recuerda a King Crimson o Yes con su mística, acompañado de
un riff exquisito de una sonoridad modal.
“It´s raining” es la primera parte . John
Myung toca un bajo potente y James LaBrie canta mostrando sus capacidades al
máximo, a pesar de haber sufrido una accidente que afectó su voz antes de
grabar el disco. En “Deep in Heaven” John Petrucci ejecuta un solo digno de un
gran guitarrista. Derek Sherinian muestra un buen dominio de las teclas y da a
esta obra un toque “lluvioso” con los sonidos de su sintetizador, como también
lo dan las tonalidades usadas.
“The Wasteland” reutiliza el tema de “It’s
Raining” en forma de balada pero después entra la distorsión, que representa
una lluvia torrencial. La canción termina como empezó, con esas notas místicas.
Suena como sonaría el arcoíris después de la lluvia.
Esos
son 3 tipos distintos de música que hablan de un tema en común. La Lluvia (o la
falta de ella) es un tema presente en todas las culturas del planeta. Es algo
que nos interesa a todos, por eso aparece en el arte de todo el globo. Esa es
la fuerza unificadora de la música.
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